Por: Alicia Jrapko el 26 de Julio de 2020
Hoy Cuba celebra el 67 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, que marcó el comienzo de la Revolución Cubana. Desde ese inicio, la visión altruista de Cuba de dignificar la vida signó la conducta y la ética del gobierno cubano, donde el ser humano es el bien más preciado.
Se ha convertido en una sociedad que comparte lo que tiene, la práctica de su internacionalismo solidario ha dejado huellas en la humanidad. Hay cientos de ejemplos de ello, como lo que sucedió en 1986, después de la catástrofe nuclear de Chernóbil, cuando la ya bloqueada Cuba acogió a partir de 1989 y hasta 2011 a más de 20,000 niños y adolescentes víctimas de cáncer y a sus familiares, brindando atención médica, educación, ropa, comida, alojamiento, parques infantiles, todo esto sin costo.
Otra historia que vale la pena recordar ocurrió en 2007 cuando Mario Terán, el sargento boliviano que le disparó a Che Guevara el 9 de octubre de 1967, fue operado de forma gratuita por médicos cubanos que restauraron su visión en un hospital donado por el gobierno cubano a Bolivia e inaugurado por el presidente Evo Morales en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Ahora Cuba está en el escenario mundial en medio de esta peligrosa pandemia global y continúa salvando vidas, mientras que el gobierno de EE. UU. y sus medios de prensa en lugar de desarrollar una estrategia en la batalla contra Covid-19, han intensificado la campaña para desacreditar la colaboración de Cuba en el mundo. La manipulada información no es sorprendente viniendo de un país cuyo presidente tiene como vocación principal predicar corrientes de interminables mentiras.
Incluso los fieles seguidores de Trump comienzan a ver que hay una contradicción en cómo el país más rico del mundo no ha podido frenar el coronavirus, acumulando el mayor número de infecciones y muertes, sin un final a la vista y ataca a Cuba, una nación que no solo ha podido controlar la pandemia, sino que ha extendido su solidaridad a otras naciones.
La administración Trump prioriza acciones para desacreditar las misiones internacionales de Cuba en el extranjero que salvan vidas, en lugar de centrarse en el costo social y humano en los EE. UU.
Trump, sus amigos anticubanos en Florida y los principales medios de comunicación mezclan ignorancia con intenciones maliciosas, jamás han mencionado que Cuba logró aplanar la curva de infectados por el coronavirus y solo ha tenido una muerte en tres semanas.
Todas las palabras de Trump y las difamaciones que escuchamos acerca de las Brigadas Médicas cubanas que van a otros países a realizar “trabajos forzados” no solo carecen de pruebas, sino que no explican por qué hay muchos más profesionales médicos voluntarios que vacantes. Además, la Casa Blanca, el Departamento de Estado y los medios de comunicación no mencionan una palabra sobre el bloqueo estadounidense de 60 años y su impacto contra la isla, causa de un sufrimiento innecesario al pueblo cubano.
La administración Trump gusta de tirar cosas a la pared para ver qué se pega.
Hace unos días, Kenneth Roth, el director ejecutivo de ¨Vigilancia de Derechos Humanos¨, una organización con una larga historia de repetir como loro la línea oficial de los EE. UU., se subió al vagón con un twitteo: “Los médicos cubanos desplegados en el extranjero ofrecen un servicio valioso pero a expensas de sus libertades”. Al menos, el Sr. Roth admitió que los médicos cubanos ofrecían servicios valiosos, pero Roth no ofreció ninguna prueba de lo que quería decir. Mientras continuó: “Pueden ser disciplinados por ser amigos de personas que tienen puntos de vista hostiles o contrarios a la Revolución Cubana y enfrentan enjuiciamiento si “abandonan” sus trabajos. Este es el Director Ejecutivo de una organización internacional de derechos humanos que habla sin fundamentarse en hechos concretos.
Cuba, con un poco más de 11 millones de personas, tiene más de 95,000 médicos, 9 por cada 1,000 habitantes y más de 85,000 enfermeras que forman parte de los 492,000 profesionales de la salud cubanos, según el último Anuario Estadístico a principios de 2019.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la primera brigada de profesionales de la salud de Cuba que prestó servicios en el extranjero estuvo en Argelia en 1963. Desde entonces, más de 400,000 profesionales han prestado servicios en 164 países de América Latina y el Caribe, África, el Medio Oriente, Asia e incluso Portugal.
Estos servicios son conocidos popularmente como “misiones médicas”, incluyen el envío de profesionales de la salud a países que los solicitan oficialmente al gobierno cubano. Y los que van lo hacen voluntariamente porque son parte de una sociedad que pone la vida humana en el centro. Dejan a sus familias por una causa justa, pero también saben que el gobierno cubano cuidará de ellos.
Cuba es tan respetada en todo el mundo que recientemente ocho científicos cubanos fueron elegidos como Asesores para la Lucha Mundial contra la COVID-19 como parte de un Panel Inter-Academia (IAP). En 2000, el IAP fundó el Consejo Inter-Academia (IAC) y el Panel Médico Inter-Academia (IAMP). Actualmente, la membresía incluye 140 Academias de Ciencias nacionales y regionales, incluidas todas las ramas de la ciencia, la ingeniería y la medicina de todo el mundo.
A pesar de la calumnia, Cuba continúa extendiendo su solidaridad con gran orgullo. Actualmente, hay tres mil miembros de las brigadas médicas Henry Reeve que están en la primera línea de la pandemia en 37 países con 43 brigadas.
Pero los ataques nunca cesaron, el 8 de mayo de 2020, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) agregó otros $ 2 millones para socavar el trabajo de las brigadas y un mes después, el enemigo de Cuba, Marco Rubio, se unió a otros senadores republicanos y presentó un proyecto de ley para “castigar” a los países que firman acuerdos de cooperación con el gobierno cubano para recibir este apoyo. La credibilidad de Rubio ha sido dudosa desde que se vio atrapado en sus propias mentiras al afirmar que sus padres “vinieron a Estados Unidos después de la toma de posesión de Cuba por Fidel Castro” cuando, de hecho, llegaron a los EE. UU. en 1956, tres años antes de la Revolución durante la represión del Régimen de Batista, respaldado por Estados Unidos.
Uno podría pensar que los funcionarios del gobierno de la Florida como Rubio se centrarían en contener la COVID-19 en su Estado, el cual se ha convertido en un epicentro de las tasas de infección y muertes, en lugar de obsesionarse por empañar el éxito que Cuba está teniendo en contrarrestar la pandemia.
Parte del personal médico está regresado ahora a Cuba desde sus misiones y ha contado sus experiencias en sus propias palabras a la gente, a través de videoconferencias, acogidas por el presidente Miguel Díaz Canel.
El Dr. Edelsy Delgado, especialista en Cuidados Intensivos del Hospital Gustavo Aldereguía de Cienfuegos, mantuvo un diario durante los tres meses que pasó en Andorra. A su regreso, dijo: “Créanme, representamos a Cuba al más alto nivel”.
Leidisbet López Cantero, una enfermera de Camagüey, fue la abanderada que no pudo contener las lágrimas cuando se bajó del avión que la llevó a La Habana y vio a su madre e hijo hablando de ella en el video de bienvenida.
El Dr. Michael Cabrera Laza, jefe del grupo de cinco distinguidos consultores en Nicaragua, se conmovió profundamente cuando habló de los viajes a través de las 17 regiones de Nicaragua, y encontró en absolutamente todas ellas, las marcas dejadas por algún médico o maestro cubano o la presencia de algún líder comunitario capacitado en Cuba. “Y en cada acción que llevamos a cabo, Fidel estaba allí”.
Los enfermeros y enfermera Francisco González Prada de Sancti Spíritus, Liliana Martínez de Holguín y Aldo Moreira de Camagüey, que formaron parte de la brigada de Antigua y Barbuda, testificaron sobre sus propios sentimientos cuando vieron los cambios positivos en cómo se sintieron sus pacientes al descubrir que estaban siendo atendidos por cubanos. “No cometí un error; estoy justo donde debería estar”. Cuba está justo donde debería estar sin dudarlo. Es Estados Unidos y su política de extrema hostilidad el que está aislado, desprestigiado y fuera de lugar.
Alicia Jrapko es una de las copresidentas en Estados Unidos del grupo Cuba Nobel que promueve la nominación del Premio Nobel de la Paz a la Brigada Henry Reeve, y copresidenta de la Red Nacional de Solidaridad con Cuba NNOC. Para respaldar la campaña, vaya a https://www.cubanobel.org/nobelcuba