Resumen Latinoamericano (Oficina de Estados Unidos)
Editorial
21 de Enero, 2017
En la mayor expresión de oposición a un presidente entrante que se haya conocido en la historia de Estados Unidos, 4,5 millones de personas protestaron durante dos días en las calles de este país la inauguración de Donald Trump. Los manifestantes se pronunciaron en contra de su agenda de odio hacia las minorías y los pobres. Las marchas no solo fueron una fuerte señal del nuevo periodo que se avecina, pero también demostró que la gente está cansada y no tiene ninguna confianza en el proceso electoral que tuvo lugar recientemente durante la campaña presidencial.
A pesar de severas restricciones par
a acceder a la ruta del desfile inaugural del 20 de Enero, miles de personas en Washington DC lograron llegar a la Avenida Pennsylvania y se los podía ver y escuchar desde el Congreso hasta la Casa Blanca. A sólo una hora después de ser juramentado, Trump respondió firmando su primer decreto ejecutivo que eliminaría la protección a las hipotecas para millones de propietarios de vivienda.
Es difícil imaginar un individuo más misógino que Donald Trump, quien repitió su repugnante discurso sexista en cada oportunidad que tuvo a lo largo de su campaña presidencial. El domingo las mujeres respondieron a su mensaje con un Basta Ya! en una masiva demostración de fuerza y solidaridad en todo el país. La demanda por la igualdad y los derechos de la mujer se pudo escuchar en marchas no solo en grandes ciudades pero también en ciudades pequeñas. Todas estas manifestaciones excedieron las expectativas de los organizadores y los participantes. En Washington DC, participaron más de medio millón de personas, otro medio millón en Nueva York, e igual cantidad en Los Ángeles, 200.000 en Denver. Por las calles céntricas de Chicago marcharon más 250.000 personas. Se registraron en el país más de 670 marchas incluyendo una en Augusta Maine, una pequeña ciudad de 30.000 habitantes donde más de 15.000 salieron a la calle haciéndose eco de la demanda por la igualdad y los derechos de las mujeres. Mientras tanto cientos de miles más protestaron contra el programa de Trump en más de 100 ciudades alrededor del mundo.
Los ataques contra los trabajadores y los pobres estadounidenses por parte de la futura administración Trump pueden verse claramente en la selección de su gabinete, quienes tendrán gran poder e influencia sobre el Tesoro de los Estados Unidos. La mayoría tiene poca o ninguna experiencia para la posición a la que están siendo nominados, pero todos provienen de pasados sombríos y corruptos.
Tomemos por ejemplo la nominada Secretaria de Educación Betsy De Vos; donante Republicana multimillonaria que nunca asistió a escuelas públicas ni envió a sus hijos a ellas, y en cambio ha pasado su edad adulta tratando de destruir la educación pública en los Estados Unidos. Después está Andrew Puzder, seleccionado por Trump para el Departamento de Trabajo, que es el Presidente Ejecutivo (CEO) de una cadena de comida rápida, quien ha sido acusado de robo de salarios. Puzder está en contra de los sindicatos y se opone a las leyes de salario mínimo y al pago por horas extras de trabajo. El negador sobre cambio climático Scott Pruitt estaría a la cabeza de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente, a cuya misión él se opone y durante sus audiencias, dijo que no tenía ningún conocimiento sobre el envenenamiento de las aguas de Flint Michigan. El resto son iguales de malos y lo único que tienen en común es que son todos multimillonarios con conexiones a Wall Street y a los bancos y han sido nominados ya sea porque son amigos de negocio de Trump o éste espera que lo sean en el futuro. La visión de Trump hacia el futuro es el saqueo y la privatización de las operaciones del gobierno a expensas de la gran mayoría del pueblo estadounidense.
En las audiencias del Congreso que se están llevando a cabo, los Demócratas están actuando con “mano dura” poniendo en duda las calificaciones de los nominados pero al final renunciarán a sus cuestionamientos como lo hacen siempre, y permitirán que todos sean confirmados. Puede ser que existan miembros del Congreso buenos y honestos, pero son una pequeña minoría. La gran mayoría de los representantes Democráticos son tan ricos como sus contrapartes Republicanos y están endeudados con los bandidos corporativos que controlan y son dueños de todas las riquezas. Como partido político, los Demócratas no pueden ni siquiera defenderse a sí mismos, ¿cómo podemos esperar que en el futuro puedan proteger los intereses de la gran mayoría que vive en este país?
No podemos olvidar que bajo Obama hemos vivido 8 años de guerra interminable, más racismo, más ataques a los derechos de los inmigrantes, y una brecha mayor entre ricos y pobres. No debemos permitir que toda la gran energía de activismo que acabamos de presenciar sea canalizada y dirigida por los Demócratas. Este próximo periodo debe servir para la construcción de una red de nuevas organizaciones activistas dispuestas a enfrentarse al status quo.
La lucha en los Estados Unidos ya ha comenzado y debe mantenerse y convertirse en un movimiento unificado independiente que pueda ser considerado seriamente como una fuerza política.
Fuente: Resumen Latinoamericano